La elección

- ¡Rápido Arranque!
- ¿ehhh? ¿quee?
- Arranque y no pregunte, le estoy apuntando con un guión.
Entré en el taxi y me desplomé casi inconsciente.
Me desangraba por dentro. Me habían partido por dos el corazón, apuñalado y aun así seguía vivo.
- Adnde vamos siñor?
- No lo sé. El guión se está escribiendo. Piense usted.
El taxi dio un salto en el aire, caracoleo y se lanzó contra la negrura de la noche rompiendo tules negros y la barrera del sonido con bramidos de furor.
Estirado en el asiento, traicionado y con el pecho en carne viva, un rictus de amargura se ocultaba tras oscuros pensamiento.
Una foto con flash a medio metro de la cara, la imagen de sus cuerpos desnudos me quemó la retina. Mirase donde mirase solo los veía a ellos. Imposible pensar ni ver nada más.
En mi cabeza, el eco de un gemido sordo se mezclaba con melodías extrañas, un sitar, una flauta, unas tabas y tantras circulares que hacían espeso el aire y de un aroma mareante.
Seguía sudando y boqueando para llenar los pulmones con aire pero solo podía aspirar aquel denso ambiente de olor y ritmos sofocantes. En mi delirio el taxista aprovecho para quitarme el guión sudado de entre las manos. No solo había perdido la capacidad de mandar sobre mi, de escribir mi destino, si no que acabé encerrado en la parte trasera del taxi.
El conductor pulsó el cierre automático de las puertas, bajó la mampara separatoria y me miró fíjamente con un deje de sorna.
- ¿Yahora que, jeffe?
- Cabrón, dejame morir en paz.
No esperaba otra respuesta. Había parado al costado de una calle apenas transitada. Abrió con cuidado el guión. Pasó por encima las páginas en rápida sucesión mientras musitaba para sí una letanía de palabras en un idioma que no entendí.
Fue cuando me fijé en él. Entonces me fije en la marca de su frente y en sus ojos negros de oscuro fuego. No pude apartar la mirada del extraño.
-Stas jodido tio, Stas confundido y ms cosas que tdavía no sabes pro sta noche todo poede cambiarr.
Apenas entendía sus palabras. Fatigado intentando airear mi mente confusa pero algo me decía que allí estaba seguro, que no tenía por qué temer.
-Vmos a irr a un sitio, te voy ia yavar a un lugarr pra qu descanss, pra que olvides. Ailli pdras nterrar tus mas negrros rrecuerdos, tus frustraciones, rencores, dolores, todo
Scucha con at.tencion, míreme fhijamente.
Su voz ocupo el espacio y su mirada pentró en la mia. En mi mente no había nada mas.
- Serás conscient de lo qu quieras lvidarr, tu decidirias que dsaparece de t vida. Tdo qudará fijado en un pergemino. Un pergemino como otro cualquiera.
Uhna vez depositados esos psajes de tu hstoria en el pergamino, dsaparceran hsta el breve instante prrevio de tu muerrte. Mintras vivas, sirás lo qui quieras, pdrás tomar de otros prgaminos esencias que otrs dejharon, poder, ira, bondad, nteligencia, genio, mdiocridad... Podrás elegir qué ser l rsto de tu vida con tdos las cnsecuencias de tu elección sin vuelta atrras hasta el pnto final,tu muerte, en que vlveras a ser TU, consciente de tu vida, de todo y de esto que vasa cer. ¿Mihas entenddido?.
No respondí, solo moví la cabeza en gesto afirmativo y me rendí al sueño.
Ahora vuelvo a recordarlo todo porque todo se acaba. Ahora voy a morir, ahora sé que no se puede olvidar ni se puede elegir. De uno mismo solo se puede vivir porque todo acaba igual.