Vamos por la vida con una máscara; suele ser una sonrisa.
Nos vestimos con una pose interesante, a la postre una coraza.
Mantenemos una distancia tácita. Si nos tocamos nos sobresaltamos, nos excusamos, nos mal miramos.
Nos ponemos alias para hablar de nuestras cosas en estas páginas. Incluso mi nombre, el que mis padres me pusieron, el que tantos conocen; es un máscara.
Con él hablo en un lenguaje convencional y admitido. Comentarios interesantes pero faltos de un sentido. Algo así como hablar del tiempo en un ascensor con un vecino.
Sin embargo tu que ocasionalmente me sigues o por casualidad me lees como anónimo navegante me conoces por el nombre que conscientemente me he puesto jugando con las palabras.
En este sutil anonimato y ante la página en blanco cuento mis historias, relatos, ocurrencias, expresión escrita de sentimientos que de otra forma se quedan dando vueltas en mi cabeza, y alguno me hace daño.
Por eso aquí como tantos de vosotros, les doy rienda suelta soltando entre líneas lo que en mi pecho late.
No conozco a casi nadie, de hecho solo a uno, pero por vuestros escritos y algunos comentarios hay una lista a la que sigo.
Llámalo afinidad. Llámale… así está bien.
Nos vestimos con una pose interesante, a la postre una coraza.
Mantenemos una distancia tácita. Si nos tocamos nos sobresaltamos, nos excusamos, nos mal miramos.
Nos ponemos alias para hablar de nuestras cosas en estas páginas. Incluso mi nombre, el que mis padres me pusieron, el que tantos conocen; es un máscara.
Con él hablo en un lenguaje convencional y admitido. Comentarios interesantes pero faltos de un sentido. Algo así como hablar del tiempo en un ascensor con un vecino.
Sin embargo tu que ocasionalmente me sigues o por casualidad me lees como anónimo navegante me conoces por el nombre que conscientemente me he puesto jugando con las palabras.
En este sutil anonimato y ante la página en blanco cuento mis historias, relatos, ocurrencias, expresión escrita de sentimientos que de otra forma se quedan dando vueltas en mi cabeza, y alguno me hace daño.
Por eso aquí como tantos de vosotros, les doy rienda suelta soltando entre líneas lo que en mi pecho late.
No conozco a casi nadie, de hecho solo a uno, pero por vuestros escritos y algunos comentarios hay una lista a la que sigo.
Llámalo afinidad. Llámale… así está bien.
1 comentario:
lo firmo como propio, es mas yo en la vida real tambien me escondo y siempre pienso "si te dijera lo que realmente me sale decirte..." la vida es tan poco transparente...
Publicar un comentario