13 jun 2016

LA SOLEDAD

No siempre que he estado solo me he sentido solo. Han sido muchas las veces en las que estando en familia me he sentido así, fuera de lugar no incluido. Por muchos motivos ajenos a los demás ha sido un sentimiento propio el que me ha hecho sentirme así, creo que ha sido mas lo que yo he hecho para sentirme así que otra cosa,
Recuerdo especialmente un domingo, una tarde de junio quizás, pocos meses después de enviudar. Tal fué la opresión que sentí en casa que hui a la calle en un estado difícil de explicar. Recuerdo que llegué a la esquina y me pare, no se como fué pero me di cuenta de que estaba huyendo de una idea de soledad que se había instalado en mi mente. Estaba huyendo de mi mismo.
Y en ese instante se desvaneció la huida, Volví sobre mis pasos, entre en casa y respire un silencio diferente. No recuerdo si me puse a leer, a no hacer nada, o a pasear por la casa observándola de otra manera. Desde aquel día y en todos los momento en que he estado solo dejé de sentir soledad.
No quiero decir con esto que dejara de sentir la ausencia de Merce, de llorarla, pero si de abrigarme con el sentimiento de la pena.
De lo que puedo hablar es de lo que siento, y al mirar atrás con otra mirada, la soledad dejó de ser una amenaza para ser una situación a la que uno le pone el nombre de un sentimiento con letra grande o pequeña, según esté dominado por ella.
Si me paro a pensar, la soledad nos acompaña toda la vida, y como de la muerte, otra inseparable compañera,  me da que sin comprenderla huimos de ella.
En mi caso y solo puedo hablar de mi, aceptarla me ha ayudado a aceptar muchas otras situaciones que pudieran parecer amenaza, como la muerte o la pérdida, el arraigo a las costumbres y las necesidades del ego.

No pretendo pasar de temerla a buscarla pero si es cierto que cuando estoy solo también la disfruto. Puedo estar caminando por la montaña, cargando con la mochila venciendo una dura pendiente o pedaleando horas por senderos a una cadencia constante, puedo estar en medio de un grupo de amigos en las mismas circunstancia y estar solo, recogido en mi mundo de sensaciones ajeno a todo lo que no sea el sentir interior. Esto es algo solo la poesía en ocasiones alcanza a describir.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.
Hermann Hesse

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