11 jun 2016

DOS PAREJAS

Chica conoce a chico, pasa el tiempo y se plantea la posibilidad de compartir piso. Ambos comienzan a adentrarse en la vida particular del otro, aparecen esas particularidades que no se surgen en los paseos y tardes de cine, cama y fines de semana. Ambos ven en su pareja un propósito y sienten un motivo de atracción. Pasa el tiempo y aquello que parecía ser A es a o incluso z.
¿Con que objeto decidieron compartir su vida? ¿Había un proyecto? ¿Qué expectativas tenían sobre si y el otro?
En estas dos historias van surgiendo dudas. De repente un día surge el pensamiento de que la otra persona tiene un proyecto que no encaja con el propio, que las inquietudes no se acompasan, divergen y el objetivo no es el mismo. ¿Cómo encaja esto en ese proyecto que muchas veces sin palabra se da por común?
Podría suceder que años después de tener esa ficticia estabilidad a la que todos nos acostumbramos, un día nos levantamos preguntándonos quien es esa persona con la que compartimos hijos, cama, mesa, coche, comida y cena.
Ni esto es lo común ni tampoco lo contrario es la excepción pero con demasiada frecuencia sucede así. Uno se deja llevar por expectativas que como tales son propias y únicamente corresponden a formas mentales que solo viven en nuestra imaginación, y como tales, sin el soporte de los hechos concretos se deforman o desaparecen.
En estas dos historias dos personas se enfrentan la duda de una realidad cambiante y diferente a aquello que imaginaban, y si esta es suficiente como para adaptarse y ser aceptada.
Quien está dispuesto a cambiar, quién dispuesto a seguir adelante con su proyecto de vida y quién a seguir el del otro.
Nuestra cultura nos ha dado unas pautas morales; y el conocimiento interior en la búsqueda de uno (cuando esto se produce) una ética. Y esto, que pudiera sonar extraño y complejo, cuando no se contempla deja a estas en historias en medio de un desierto sin horizonte sin norte ni sur.
Habitualmente uno va haciendo y a medida que se va encontrando con los conflictos que por nimiedades o egoísmos van surgiendo hace como mejor puede, negociando, imponiendo o cediendo; las menos compartiendo en conciencia y sin rencor.
No sé cuál será el futuro de estas dos historias pero sin saber lo que uno quiere y quiere el otro, sin ver de qué forma encaja uno con lo del otro, la vida común será otra cosa; y si lo único inmutable en nuestra vida sea el cambio, mejor que éste sea el que a ambos satisfaga.

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