Ayer asistí a un "café filosófico" en Esplugues. Se hacía la presentación del libro "El arte de callar" de Joseph Dinouart, un eclesiástico que en 1749 publicó Le triomphe du sexe, un libro que hablaba de las mujeres. Imaginaros, eclesiástico, año 1749, mujeres, sexo; no se en qué estaría pensando pero lo excomulgaron.
Supongo que por eso se decidió a publicar este libro. Como anécdota, no fué él el autor original de la obra, "su" libro es un plagio casi literal de un escrito anónimo del 1711.
Parece ser que en ese tiempo muchos textos no se firmaban porque se consideraba que el conocimiento tenía que ser universal y era un deber moral y ético compartir el conocimiento. Aquí hablamos de la diferencia entre ética y moral. Nunca había caído en ello, hablamos como si fueran lo mismo y son cosas diferentes.
De este libro se comentó cuando y porque se calla. Por lo visto, en aquellos tiempos, callar era prudente, había miedo y cualquier error podía significar verse señalado.
Hablar tiene sus peligros y callar sus ventajas. Hablar te pone en riesgo de equivocarte, hablar puede hacer que digas cosas que no tendrías que decir, hablar demasiado puede hacer que uno se guste y no pare, o que se vayas por las ramas y se pierda el hilo. Cosas así. Y por contra, callar permite escuchar, no revelar, mantener el misterio, reflexionar sobre lo que se puede decir,...
Insisto en que el contexto era el 1749 ¿que sucede en 2016? Pues que se habla y no se dice nada; no se informa, se opina. Sólo quien ostenta el verdadero poder calla.
En la charla se pasó por Grecia, la primera democracia, Alejandro Magno y el concepto de Metrópolis, cuna de la aristocracia, la Revolución Francesa, El calvinismo, La dictadura en España,... Mariano Rajoy, el alcalde que votan los vecinos y los despidos en diferido, y de cuándo y de quien hablaba y callaba.
Resulta que en nuestro tiempo habla quien representa a ese poder, la potestas (Potestas era y es el poder, el poder reconocido, institucionalizado, lo ostenta el que puede, tiene o no capacidad legal para hacer normas y hacerlas cumplir. Hoy si el poder no va acompañado de auctoritas, autoridad, se obtiene solamente una baja motivación de la sociedad), y calla quien ostenta el poder, la auctoritas, muchas veces oculto (Auctoritas era, y es, aquella calidad relevante reconocida a una persona o institución, que le otorga legitimación social. De la auctoritas deriva la capacidad moral para dirigir, orientar o aconsejar. Si esta existe, se crea un vínculo entre la persona o institución y la comunidad, se comparten valores y motivación, aparece el liderazgo. )
Hay un poder que hace en silencio (G7, Bilderberg, otros), y otros poderes reconocibles del estado, Legislativo, Ejecutivo y Judicial que además de ir dejando e ser separados, hablan y no dicen o mienten, o confunden o... el poder de los medios de comunicación ,...
Y al final quedamos nosotros, la masa a la que poco a poco se le disuelve y arrincona el poder de hablar. Creemos que tenemos libertad de expresión y lo que tenemos es libertad de decir cosas de forma individual. Estamos conectados pero no unidos. Es tanta la información, desinformación, opinión y contra opinión todo mezclado en un inmenso reality show que se habla por no callar y por no callar no se piensa.
En fin una charla interesante e instructiva, ya he dicho lo que quería, me callo.
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