19 ene 2009

La carrera del siglo


Después de tantos sacrificios había conseguido clavar los clavos de las zapatillas en el tartán de la última carrera, la final olímpica de los 100 metros lisos.

La gloria estaba en sus pies, en su cabeza y en su corazón. En el estadio no cabía un alfiler, se anunciaba la carrera del siglo como en cada final de unos juegos olímpicos en este siglo.

Los músculos tensos, los dedos alineados en la marca de salida, la mente concentrada en ese momento, el recuerdo de las frías mañanas de entreno solitario en el estadio, las penurias económicas para entrenar a la par que trabajar. Las rencillas internas en la federación y los enemigos que también lucharon por la gloria le relegaron a una paupérrima subvención con la que costearse los viajes y el material de última generación. Sin embargo era él el que estaba allí.

Lo había conseguido, aquí estoy se dijo y me voy a comer el mundo, por mi, por mi familia, por todos los que confiaron en mí y por los que me negaron su confianza.

Estaba preparado y a pesar de todo no pudo evitar sentir los nervios, el nudo en el estómago, la tensión de los miles de ojos puestos sobre él y sus adversarios, la emoción y el peso de la responsabilidad.

Eeeeeen sus marcas...., listos,.... PAMMMMMMM.....

Sonó el disparo y en su culo sonó un pedo tan monumental que los competidores se quedaron clavados en sus tacos mientras que él salía disparado a reacción con los pantalones cagados volando sobre la pista mientras dejaba un rastro de diarrea y una nube tóxica deshilachada y tibia.

Consciente de la situación y rojo de vergüenza cruzó la meta, agarró al vuelo una bandera de su país y mientras se la ataba a la cabeza salió disparado por la puerta del estadio y todavía lo están buscando. De la federación le enviaron por SEUR la medalla y un rollo de papel de váter.

No voy a reproducir las portadas de los periódicos ni los comentarios ni chistes que propiciaron tan sorprendente suceso pero dejo constancia de que efectivamente, Fue la carrera del siglo y el Record Guinness de carcajadas en un estadio olímpico.

3 comentarios:

codromix dijo...

jajajajajaja que escatologico!!! yo pensando mientras leia: si la verdad es que la vida del deportista es muy dura y muy sacrificada... y de repente esto da un giro... jajajaja mu bueno! pero con este humor no esperes que te comenten muchas mujeres que a ellas esto no les suele hacer gracia

Ledicia dijo...

Guerra de sexos o que? ;D :P .... yo es que desde le principio no me imaginaba un ruido tan potente de poder superponerse a la escandalera de un estadio lleno de gente... ;D

un saludo!

codromix dijo...

Te he dejado un encarguito en mi blog, espero que no te importe hacerlo...

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