
En su vida no había cabida para las grandes alegrías ni había tenido el tiempo necesario con el que cubrir la cuota imprescindible para que a una actividad de ocio la llamase hobby.
Apenas había conocido mujer y su relación mas estable consistía en bajar al bar antes de la cena para echarse un domino o unas caras con los cuatro habituales, tomarse un orujo y reir las gracias de los tertulianos. Quizás finalmente ese era su hobby.
Los últimos años de su edad laboral los pasó como representante de un mayorista de tiendas de animales domésticos. Geles de baño para gatos, pastillas contraceptivas para tortugas, CD con música relajante para perros estresados, cosas por el estilo.
La mala fortuna quiso que la empresa quebrara por un desfalco del cuñado del dueño. Se pudieron colocar in extremis los pocos animales curiosos que quedaban, un tucán, una pitón reticulada, dos armiños y una cerdita vietnamita (en catalán porca) que sin saber por que se la llevó como se lleva un perillo.
Sin otro empuje que la reiteracion de una vida decidada al día a a dia se vió sin trabajo, solo, sin edad para cambiar, sin horizonte.
Sentado en el comedor de su casa miro a la porca sentada a sus pies . Despuués de largo rato de mirarse fijamente le dijo; bueno, si vamos a vivir juntos tenemos que presentarnos, yo soy Braulio ¿y tu? No tienes nombe, te llamare Miseria.
Pasaron los años y nada cambió para Braulio y su Porca Miseria
No hay comentarios:
Publicar un comentario