
Entraron a saco en tu casa y después de pisotear todos tus recuerdos, lo que te movía hacia el futuro por el que habías apostado, te humillaron, vejan, poseyeron. Arremetieron con todos tus escritos, los cuadernos, esas notas en las que durante mucho tiempo escribiste la crónica de tu vida y la de tu entorno, la sociedad más cercana y cotidiana. TE EXPOLIARON
Todo eso se lo llevaron, quedó recluido en un gran centro de documentación para su estudio y ocultación, para sacar listas de nombres, idear ideas deformadas, deformar la historia, callar una lengua, imponer a sangre y dolor una religión de fascismo. Una dictadura en toda condición.
Un día tu voz se hace más fuerte, el momento es propicio y dices a viva voz que todo lo que te fue arrebatado sea devuelto, que esa parte de la historia, de tu identidad retorne a su logar de origen. Que lo que unos se llevaron por intereses de guerra otros lo devuelvan en tiempos de paz.
Me quedé sorprendido al ver en la esquina del palacio que alberga el Archivo General de la Guerra Civil Española en Salamanca un azulejo con dos palabras “EL EXPOLIO”. Diría que ese azulejo tendría que haber vuelto junto con la documentación a su lugar de origen como un título de lo que aquello fue pero la mala intención la ha dejado en esa esquina como un sucio y vil borrón, un despropósito de la sinrazón.
Todo eso se lo llevaron, quedó recluido en un gran centro de documentación para su estudio y ocultación, para sacar listas de nombres, idear ideas deformadas, deformar la historia, callar una lengua, imponer a sangre y dolor una religión de fascismo. Una dictadura en toda condición.
Un día tu voz se hace más fuerte, el momento es propicio y dices a viva voz que todo lo que te fue arrebatado sea devuelto, que esa parte de la historia, de tu identidad retorne a su logar de origen. Que lo que unos se llevaron por intereses de guerra otros lo devuelvan en tiempos de paz.
Me quedé sorprendido al ver en la esquina del palacio que alberga el Archivo General de la Guerra Civil Española en Salamanca un azulejo con dos palabras “EL EXPOLIO”. Diría que ese azulejo tendría que haber vuelto junto con la documentación a su lugar de origen como un título de lo que aquello fue pero la mala intención la ha dejado en esa esquina como un sucio y vil borrón, un despropósito de la sinrazón.

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