15 sept 2009

VIOLENCIA SEXISTA - Los inicios

A ver cómo me explico para no acabar diciendo palabrotas y este texto sea detectado como un virus.
Esto es un caso real en el que un compañero de mi hija publica una foto trucada de ella y la amenaza en el messenger con publicar otra foto de ella pero en ropa interior, hace comentarios del tamaño de sus “peras” y todo a cambio de que ella hiciera lo que él quería. Estamos hablando de 16 años. Como resulta que este ceporro está de vacaciones consigo el telf. de su padre y lo cito a su vuelta para explicarle lo que ha pasado, enseñarle la foto y el texto en el que la coacciona a sus caprichos.
El día de la cita con el padre quedamos en un parque del paseo peatonal, viene con su hijo, chulito él. A mí me acompaña mi hija seria, matando con la mirada.
Me presento y le explico lo que ha pasado, le doy unos escritos que apenas leer (creo que no sabe leer, se lo veo en la cara). Este sujeto, el padre del ceporro, comienza a hablar cada vez mas alto y más acelerado mientras se le va formando una bola de salivilla en la comisura de los labios.
No me voy a recrear pero aquí dejo unas cuantas perlas de su monólogo encendido.
“Yo le tengo total confianza a mi hijo, y nunca le he mirado lo que hace en internet, si tu miras a tu hija no es mi problema.”
“Es que las niñas de esta edad solo hacen que provocar.”
“Yo no me meto en esos sitios pero es que hay fotos de las niñas hasta en sujetador.”
Mientras, la bola de salivilla va aumentando de tamaño y temo que se le dispare. En un instante imagino el peligro de este ayuntamiento si este tipo coge la gripe A y anoto mentalmente llamar a la perrera por si acaso. Ellos saben cómo tratar animales con mucha saliva tipo Bulldog.
Pocas veces he hablado con un tocho, básicamente por que los tochos no oyen ni contestan y además es inútil y ridículo pero como no podía cortar la diatriba sobre la bella persona que es su hijo y lo pécoras que son las niñas, me lleve los dedos a la boca y solté un silbido que a poco y le revientan los tímpanos.
En ese momento de sorpresa le digo:
- Mira Tino.
- Me llamo Toño.
- Tino, Toño, me da igual. Si te da lo mismo que tu hijo fume porros en el rincón del parque al lado del pipican; ¿hiciste las fotos? (mi hija me miró sorprendida y no le dejé responder) a mi me la sopla pero si consciente o drogado le dice algo a mi hija lo próximo que sabrás de mi, será por una citación judicial.
Le miré a los ojos y sin más me di la vuelta y mi hija conmigo.
-Papa, ¿pero como le has dicho eso?
- Tu calla y tira para delante que se me escapa la risa. Además, ¿fuma o fuma?
- Si
-Pues mejor que lo deje
Creo que el ceporro grande se quedó mirando a su ceporrín sin tanta confianza.
Creo que no se pueden permitir ese tipo de bromas y creo a que a ese niño al que su padre le tiene tanta confianza se le van a acabar las ganas de decirle nada a una adolescente. ¿Violencia sexista? Por poco se empieza.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder, le llama alguien a mi madre por algo asi y me caen una manta de hostias que aun me estaría doliendo.
Pero asi es la vida, luego los padres salen en la tele diciendo que sus hijos hacen lo que les sale del cimbrel y pasan de ellos y no hay dios que los controle. Algunos se lo ganan a pulso.

Anónimo dijo...

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