23 ene 2010

Hipólito Gañán

Se le veía inquieto
- ¿se sigue algún orden aquí? comentó en un tono seco y fastidiado.

- No se, a mi me han llamado a casa y...

- Si claro, usted dice que le han llamado pero a mi me han dado cita para las 12:15 y yo he salido del trabajo y... y seguro que usted es jubilado...

- Pues si, a mi me da igual pero como me han llamado.

- Si claro, siempre pasa lo mismo y siempre estamos igual y así nos van las cosas, de mal en peor con este gobierno que le da pan al que no tiene dientes y...

Su voz poco a poco se va perdiendo en un murmullo hasta hacerse inaudible mientras su cabeza continua la letanía en su interior con un movimiento parecido al de esos perritos que adornan la bandeja del coche.

Se abre la puerta de la consulta del médico y una enfermera sale con su listado en la mano. Con un bolígrafo va resiguiendo la lista, parece que acaba de contar algo y levanta la vista
.
- ¿El señor Hipólito Gañan?

El hombre inquieto se levanta como accionado por un resorte y con la inercia se eleva un centímetro del suelo y al caer rebota imperceptiblemente dos veces.

- Si soy yo, tengo mi número y además he pedido permiso en la empresa y no me han llamado casa por teléfono, yo es que todavía no estoy jubilado.

- No ya veo, dice la enfermera sin apenar hacerle caso, Pues hoy va ha tener suerte ¿a que hora tiene la visita?

- A las 12 en punto.

- Pues hala, va a entrar cinco minutos antes de tiempo.

Hipólito Gañan balbució un gracias a la enfermera y mientras se cerraba la puerta de la consulta se oyó un "gilipollas" seguido de risitas de jubilado
.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uno que pasaba por allí y le rebauticé Gañán, un gilipollas.

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