4 ene 2010

Novela negra

Una hora después paré el coche en el centro el bosque, el motor dejó de sonar y otro sonido llenó el ambiente con el viento y el agua que todo purifica. Cogí el arma del asiento y salí. Golpes en el maletero me trajeron de nuevo a la realidad. Con energía abrí el portón y de malas maneras saqué a aquel hombre atado y encapuchado. De una patada lo tire al suelo al borde del sendero, le patee hasta agotarme. De rodillas a su lado, le quité la capucha y la mordaza.
Con su traje de sastre y su corte de pelo su imagen todavía guardaba la fuerza de la ambición, todavía no había hecho hueco en él la idea, el pensamiento de su situación y el porqué de todo junto, o quizás era una máscara que escondía su temor.
- Estás loco, no sabe donde te metes ¿que coño hacemos aquí?
- Hay algo que has de saber, debajo de la ropa todos estamos desnudos.
- Y que quieres decir con esto, que esperas que te diga. ¿Que eres mejor que yo? ni tan siquiera un desgraciado como tu puede mirarse en el espejo y no reírse de sí mismo.
- Tienes huevos, tienes coraje pero eso no te va a salvar la rodilla.
- Que te jodan, estás loco, no sabes lo que estás haciendo ¿Qué coño piensas hacer, eh?
Súbitamente apreté el gatillo y la bala le traspasó la rótula y se incrusto en la tierra. El estampido rebotó en la soledad del bosque y se perdió sobre la copa de los árboles. El aullaba como un lobo, gemía como un perro.
- Joder, porque has hecho esto
- Para que sepas lo que es el dolor, para que pienses en lo que te espera.
- Jódete maldito cabrón
- Ya puedes decirlo bien alto, todo lo que digas quedará entre tu y yo.
Acurrucado se sujetaba la rodilla con las manos manchadas de sangre y en su cara perlada de gotas de sudor el miedo se perdía sobre la capa de la muerte.
- Mira tío, esto no tiene por que acabar así. Tengo dinero, lo que quieras ¿Que quieres? ¿Acabar conmigo y que tu mujer vuelva a vivir?
De un revés le reventé la boca con el dorso del revolver
- Nada de lo que tienes me devolverá su vida ni a ti tampoco la tuya.
- Entonces maldito cabrón acaba con esto de una vez.
- ¿eso es todo?
Lentamente levante el brazo apretando el revólver en línea recta. Cuando llegó a su pecho me dejé llevar y disparé. Detrás del humo vi como del negro agujero rebosaba un reguero de sangre y un par de ojos que me miraban con el último suspiro fijando la imagen de un hombre sin futuro como en una foto borrosa y en blanco y negro.
Sin prisa volví al coche, envolví los zapatos sucios en una bolsa junto con los guantes y el chubasquero. Me calcé con otros y mire por última vez en el retrovisor su cuerpo inerte. Saqué el cargador, lo volví a meter, le puse el seguro y pensé, ahora solo quedas tu.

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