29 jun 2015

EN EL CAMINO

Decir espera es un crimen
Decir mañana es igual que matar
Ayer de nada nos sirve
Las cicatrices no ayudan a andar
Solo morir permanece
Como la más inmutable razón
Morir es un accidente
Un ejercicio de gozo y dolor
Algo así decía Aute en una canción.


Para muchos vivir es transitar por una autopista , un estado inconsciente en el que los días pasan sin tregua y suceden cosas sin que uno pueda hacer otra cosa que intentar no tropezar siguiendo el ritmo de los demás en un círculo sin fin. Pero la vida es algo más, algo así como conducir un coche frágil sobre una carretera que se va formando a cada instante. Es la vía por la que transita que se va formando según la forma en que la recorre, consecuencia de su forma de conducir.

El conductor no lo sabe pero la vida surge desde mucho antes de que uno sea consciente de ello y no termina cuando la carretera se acaba, la vida es un ciclo sin fin. Por eso uno se pregunta de dónde viene y a dónde va. Transitar por la vida es ese espacio de tiempo en el que uno no se da cuenta de que va hacia algo que no sabe que es, pero si sabe que va se termina,  y no cuando ni de qué forma, pero sí que un día ese coche deja de funcionar creyendo que todo está definido, establecido, programado, encasillado. Uno suele imaginar su camino sin disfrutar del momento, orgulloso por llevar el coche más potente y lujoso, sin ceder el paso, haciendo sonar el claxon de forma insistente cuando algo se pone en su camino, atropellado todo lo que se ponga por delante, creyéndose feliz en su estado de falsa autonomía entre los demás; o dejándose llevar por un control automático que le evite las novedades, los imprevistos, temeroso de ser quien conduce su coche por carreteras que podría escoger, fuera del tránsito general, vías secundarias por explorar.

Uno llega a la vida subiéndose a un coche sin más  y en ocasiones, en un bache, un giro imprevisto, de forma accidental frena en seco y se sorprende a si mismo mirando alternativamente al espejo retrovisor, al frente y a sus ojos. Y si en ese momento la consciencia de su mirada es valiente y le dice algo que entiende y conecta en su interior con el conductor, decide coger el volante y apagar el control automático saltándose las normas, parándose al margen para observar el paisaje y sentir lo que esto le provoca. Es entonces cuando la vida comienza en su más íntimo sentido, deja de temer ese fin de trayecto y disfruta del camino.

Vida y camino son uno, al avanzar consciente de que es uno el que maneja su destino  el tiempo deja de ser un punto en el espacio y el paisaje se abre a otras dimensiones, deja de mirar a través de unos prismáticos y la vida cobra un sentido de 360º.

Es en esas carreteas secundarias que recorre siempre asombrado de la novedad cuando la vida cobra sentido y el de donde viene y a donde va deja de ser una pregunta para ser vida vivida sin mas.

No se si es así como se hace ni si este es el camino, pero en es esto consiste vivir viviendo 

¿vamos?

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