
Mi amigo, pobre, plantó un día una mata de habas en un balcón de su casa y vertió crías de almejas en el acuario de su salón. De esto hace algo mas de 18 años y sigue esperando, y yo también. Me dijo, y no estaba bebido y yo tampoco, que un día me invitaría a un plato de Fabes con Almejes.
Lo dijo de verdad y sus ojos y el orgullo de su corazón astur afirmaban la sinceridad de sus palabras. El tiempo pasa, mi pelo encanece y la mata de habas que me ha de dar de comer todavía no ha nacido o quizás son las almejas las que no han crecido. Cosas mas extrañas se han visto, con tanta desgracia y contaminación quien sabe. No se yo cuanta agua o cuanta poca necesita un haba para romper a crecer pero esperaré paciente, bastante congoja ha de tener mi amigo al ver como los años pasan y mis visitas le embarazan con el recuerdo a aquella promesa hasta hoy y todavía aplazada.
Tu estate tranquilo, pues todos aquellos a los que tu conoces y yo conozco saben que me lo debes, que eres hombre de palabra y que un día esa planta herbácea de la familia de las papilionáceas, crecerá en tu balcón y te despertará cantando Asturias patria querida y esa almeja rubia (Venerupis Romboides) vendrá viva a tu cama llamándote papa.
Y si fuera necesario; en un flamante CLK con el depósito de gasolina vacío, vendrá Fernando Alonso a por mí, para llegar a punto de sentarnos la mesa pues ya se sabe que, “con fabes y con sidriña no hace falta gasolina”.
Hasta pronto amigo mío, que 1000 años si hacen falta yo espero.
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