Leer con música
Sonó el despertado a la hora acostumbrado en la misma oscuridad y soledad habitual de su habitación. En el despertador, una clásica radio Tívoli, sonaba un tema de jazz tan bello que no pudo pulsar el sensor de apagado. Se quedo hasta el final escuchando la música mientras su mente y su cuerpo se hacían cargo de que un nuevo día la esperaba en otra ciudad.La luz del día entró por la rendija de la persiana dándole de lleno sobre los párpados, se giró pero la claridad de la habitación no se apagaba solo con taparse con una sobria sábana de seda gris.
Se sentó en el borde de la cama y su cabeza latió con la intensidad de un Tennessee de 20 años. Pulsó el mando a distancia del Harman Kardon y la random del CD se posó en Georgia in my Mind. Ray Charles le daba los buenos días.
Ella salió de casa tarareando las notas de la radio y se acercó al taxi que la llevaría al aeropuerto. Un conductor negro con el pelo cano y modales suaves la condujo por la autopista a las afueras de la ciudad. Sobre la cartera de piel en su regazo tamborileaba el compas de un tema que sonaba bajo en la radio del coche.
- Disculpe, le importaría subir un poco la música.
- Como no señorita.
De nuevo la melodía. Georgia…Pasó el día con la melodía en el fondo de sus pulmones saliendo al exterior con un suave silbido. Llegó a las 7 a la coctelería, antes de que los clientes hicieran sonar sus copas y las conversaciones se mezclarán fuera del vaso del barman.
Comenzó animado su jornada como una noche más. Quizás no tanto.
Acababa el día y de las reuniones solo quedaban los acuerdos y anotaciones en su agenda. Se registró en el hotel, entró en el ascensor y se sorprendió de que por tercera vez aquel día la melodía fuera un tema de jazz, el mismo con el que se despertó.
Después de la ducha, se animó a salir y tomar algo antes de cenar, quizás dar un paseo por las Ramblas. El ambiente del bar le entretuvo un rato mientra un cóctel la evadía de compromisos siempre urgentes. De fondo la música rozaba cálida el terciopelo de su vestido.
Tras un breve descanso, él se acercó a la barra. Un perfume desvió su mirada hacia la espalda abierta de un traje negro aterciopelado. El camarero le sirvió su Tennessee de rigor, choco los dos cubitos como un saludo y con él se dirigió a su piano. Dió un breve sorbo y posó los dedos sobre el centro del teclado. Sin preverlo sus dedos comenzaron a pulsar con vida propia blancas y negras dando vida efímera al tema con el que empezó y acabaría el día. Cerró los ojos y pensó en Ray y en como se había despertado.
Ella se paró en el vano de la puerta, esa melodía años oculta en su memoria la había despertado, la había acompañado hasta otra ciudad y ahora sonaba a su espalda directa y exclusivamente para si.
Se giró poco a poco, pero a tiempo de cruzar su mirada con la del pianista. Al ritmo de la melodía, se acercó lentamente a la penumbra del pianista sin dejar de mirarlo.
Él acariciaba su piel en cada tecla, ella sentía sus dedos en cada vertebra.
Sin dejar de tocar le preguntó
-¿Cómo he de llamarte?
-Llámame Georgia.
-Encantado Georgia, puedes llamarme Ray
Salieron charlando y se llevaron la música a otra parte. No fue un sueño aunque un sueño los juntó.
Georgia?
Ray…
Since this morning..
Yes?
You are on my mind.
1 comentario:
For ever...
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