15 ago 2009

Decadente encanto



Lisboa es vieja. Lisboa no es una persona. Es una ciudad que dificilmente se podría ofender pero si algún lisboeta se pasa por aquí quizá se sienta dolido. Son cosas que pasan.
Decía que lisboa es vieja y tanto lo és que su encanto radica precisamente en su decadencia patente en edificios, aceras, tranvías, adoquinado... Solo hay que darse una vuelta en el tranvía 28 para hacerse una idea de lo que digo.
Su corazón, como el de una persona,vivió su explendor con el lujo en las fachadas de edificios señoriales, cuando la gran urbe era el centro del pais y sus colonias le reportaban riquezas y poder, de eso hace muchos años. Ahora de todo aquello, quedan los Fados, esos cantos tristes y melancólicos que hablan como dice mi amigo Arturo, de lo que pudo ser y no pasó.
Ahora dejo atras el sopor húmedo de la ciudad y la tienda igloo esá plantada sobre arena de playa cerco de Cascais, el la Playa de Gincho.
Me balanceo en la hamaca mirando el cielo y la copa de esos pinos que en zona de vientos están doblados hasta casi la horizontal. Una brisa que me enfría la piel y me hace respirar hondo.
Se anuncia la puesta de sol, voy a sentarme en una roca hasta que el rojo de paso al grís.
Bos dias, boas noites.
P. D. Que coñazo esto de escribir desde una PDA

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