29 dic 2014

EL VACIO DE UNA LLAMADA

Tarde de domingo sin plan concreto. Está en silencio cómodamente sentado con un cojín sobre las piernas para que leer no le me cargue el cuello. Ilumina el espacio esa luz de tono dorado que a partir de primera hora de la tarde se refleja sobre la pared blanca del cálido cuarto.
Suena el teléfono tres veces hasta que descuelga, ¿diga?... No hay respuesta, dígame?... repite con tono suave invitando a ser contestado, silencio, espera unos segundos algo, y de nuevo sin prisas un ¿dígame? pero no hay voz, solo un tenue zumbido sordo y lejano.
- No se quien es usted, no se porque llamado, tampoco se esconde este silencio, si se ha equivocado, si mi voz es la esperada, y si así fuera que esperaba decir que su pensamiento le llevó a marcar este número.
Solo se que voy a colgar y este suceso quedará vacío de contenido y será olvidado. - suelta al aire, despacio inspira y se despide.
Feliz año. Clic! 
La luz apenas había cambiado, inapreciable en el breve tiempo que una llamada con monólogo le había distraído. Volvió su lectura como si nada de aquello hubiera pasado.

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