13 mar 2017

INVALIDO OLFATIVO

Entré en el supermercado a comprar un desodorante, uno que tiene microesferas de grafeno que de forma sincronizada explosionan difundiendo un halo de feromonas de macho animal con el objetivo de anular las defensas culturales de la hembras que entren en mi radio de acción y provoquen un deseo irrefrenable de copula sin freno.
Es el mas caro, pero dicen que si no triunfas mejor morirte porque estás acabado.
Escogí el Bad SportBoy X-Trem etiqueta negra, pero no negra de negra; negra de agujero negro de donde la luz no puede escapar. El Trinitron de las etiquetas, el 101% de lo negro; si es que existe un negro mas allá del 100%.
Caminé hacia la caja registradora y percibí que en el suelo había un sutil pero evidente rastro de arrastrar de tacón femenino, un rastro visual de lineas con bordes irregulares, pinceladas de caca de perro con problemas intestinales y digestivos.
No pode evitar seguir la huella, estaba excitado, me coloque en la hilera mas concurrida, la de menos de 10 productos, 12 personas delante mio, en el resto de cajas apenas 3 por hilera con carritos a medio llenar. La gilipollez tiene un precio.
Me resistí pero no podía escapar al imaginar un hedor acre y dulzón de la mierda de un zapato, estaba anulado, hipnotizado.
Un sexto o séptimo sentido me hizo fijar la vista en la mujer madura dos personas por delante de mi. Forma rotunda, chaqueta roja, media melena rubia, zapatos negros con ... resto amarronado como un flotador en todo el reborde del zapato derecho.
La gente se inquietaba, disimulaba, una pareja se miraba y fruncía la nariz con haría un conejo en busca de comida o sexo.
La mujer pasó la caja, no podía perderla, tenia que acercarme a ella de la forma que fuera. Dejando mi desodorante en la cinta transportadora me adelanté y crucé el arco detector antirrobo hasta el cajón de recogida de compra poniéndome a su lado. Vi en la pantalla su compra.
27€ en un difusor y una carga de perfume de lavanda con azahar y esencia de mandarina de china.
Imperturbable, la mujer recogió la compra y sin mirar atrás salió del supermercado dejando un rastro de gente haciendo arcadas a su paso. Yo la mirada aborto, sin percibir esencia alguna. Aunque se lo tirara por encima, aunque yo me rociara con el desodorante de microesferas biónicas, no conseguirá nada. Y me fui sin decir nada, sin mirar hacia atrás, sin pensar en ducharme y cambiarme la camiseta  de Armani.
He de confesarlo, soy minusvalido olfativo, si uno no huele está acabado, este no es un mundo para humanos de piel libre de aromas, solo los primaverales, alimonados, los bergamota o frutales, los La Toja o Legren tienen futuro. 
Solo me queda conocer a una persona que no tenga problemas cuando pisa una tifa de perro y siga paseando feliz, sonriente e ilusionada. Si un dia la encuentro me tirare un pedo sordo y si aun así sonríe, me casaré con ella.

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