Domingo de playa

No tenía ganas de levantarme. Total, perezosear durante dos horas más no iban a hacer peor el mundo. Con mucho esfuerzo conseguí no abrir los ojos hasta pasadas las doce del medio día. Una hora después de remolonear me incorporé y me sorprendió tanta paz. Era extraño pero todavía con las últimas telarañas en los ojos no sentí la curiosidad de averiguar a que obedecía aquel silencio.
La luz del sol se colaba por entre las lamas de la persiana dejando adivinar un día de verano espectacular y maravilloso.
Me podría ir de estrankis a la playa y disfrutarla yo solito a mis anchas. Sin niños correteando, garrulos con sombrilla, mesa, nevera, perros, barca hinchable y la radio mini cadena tronando lo ultimo en pop flamenco o bacalao o dancing.
Solo, yo solo con mi toalla, mi libro y el mar para mi solo.
Me regodeaba y satisfacía mi ego pensando que el resto, la inmensa mayoría de los hombre y mujeres de este país y de los países del resto del mundo estarían trabajando menos yo. Claro que también estaban los parados, los jubilados, los bebés, los políticos, los ricos, los enfermos e impedidos, funcionarios de la administración...
Demasiada gente ociosa para compartir mi exclusividad de vago por un día.
Sería demasiado que a todos se les hubiera ocurrido lo mismo precisamente hoy.
Que mierda, ni siquiera se puede regalar uno la alegría de ser el mas perro por un día. Todavía hay demasiada gente que va al trabajo, no a trabajar, si no “al trabajo”. Y yo aquí, en casa, imaginando como me reía de miles de millones de pringaos y ! ahora caigo! hoy es domingo, jodido silencio, ni caminos de reparto ni el timbrazo del buzoneo, correos, resulta que encima es domingo.
La playa debería de estar hasta la bandera, autocares del INSERSO, trenes de cercanías llenos de pandillas de quinceañeros gritones, motos acuáticas rebanando cabezas, macizas imponentes tentando las leyes de la gravedad y las terrazas y los chiringuitos con reservas hasta la hora de la cena.
No si.... , mejor me acuesto hasta el lunes y me voy a trabajar.
Con lo aburridos que son los domingos sin hacer nada...